No es porque Rexina Vega mereciera el Premio Xerais de Novela 2007 y el aplauso de la crítica gallega con su primera obra literaria, "Cardumen". 
    Y no es por su extenso y convincente currículo que hay que leerla. (Véase nota.)
    Estoy convencida, y es la razón por la que he publicado este libro, de que Vega es una autora imponente con una prosa sugerente, contundente, bella. Mantiene, además, algo muy difícil, y que a mí me resulta altamente satisfactorio cuando lo encuentro, y es una coherencia simbólica durante toda la novela que impregna todas las páginas de una sutil poesía.
    A nivel argumental, no pontifica, cosa que me agrada aún más. No habla del inicio de la guerra, habla de las personas que estaban esos días allí, con sus vidas, sus temores y sus pérdidas. Habla de toda una familia, de todos sus recuerdos: los del Vigo industrial de principios del siglo XX, los de los que emigraron, de los que trabajaron en el puerto y en el mar, los de los señoritos aferrados a los salones de provincias, los de los represaliados tras el golpe de 1936, los de los que se impusieron, los de los que callaron... Una saga completa palpita en las palabras de una niña que, ya adulta, evoca y calibra el peso que soporta y que tiene su origen en las ambigüedades y flaquezas que ocultó el manto de la posguerra.
    Por si mis palabras de editora convencida y entusiasmada no fuesen suficientes, os dejo con las de otros más conocidos por vosotros:
«Entre las numerosas tendencias literarias de este principio de siglo, Rexina Vega eligió su vía: el pasado transcendido por la sombra de los recuerdos. La nostalgia de una estación que pasa, de los años que corren, constituyen fuentes de iluminaciones incesantes y reverdecidas a través de un lenguaje sencillo, matizado entre lo popular y lo erudito, impregnado de ternura y arrebato.»
                                                                Ramón Chao, El País, Le Nouvel Observateur
«… su prosa conmovedora es precisa. Una emoción respirada, sentida, propiciada por una estructura  narrativa envolvente, que imita a los procesos de la memoria.»
                                                                                   Fran P. Lorenzo, El Correo gallego
«Un espíritu cunqueiriano en el realismo mágico de alguno de los pasajes de la novela; un dominio del lenguaje, de los recursos literarios, sobre todo de contundentes metáforas, propio de quien lleva muchos años investigando en las raíces del texto escrito.»                                  
                                                                                                               Antón Castro
Nota: Que además es doctora en Filología Románica con la tesis "Bilingüismo e
 autotraducción en Álvaro Cunqueiro", autor sobre el que ha publicado 
numerosos artículos y estudios monográficos. Durante los años noventa 
fue docente en el área de Filología Gallego-portuguesa de la Universitat
 Autònoma de Barcelona. Ha ejercido la crítica teatral en la revista El 
Público y la crítica literaria para, entre otras publicaciones, Quimera, Zurgai, Anuario de Estudos Galegos o Grial. Ha sido también colaboradora habitual de la sección El trujamán del Centro Virtual Cervantes. En el campo de la lexicografía formó 
parte del equipo de redacción de los diccionarios bilingües 
español-francés de la editorial Larousse y en el Diccionario Vox 
galego-castelán. Es Premio Stendhal y finalista del Premio Nacional de 
Traducción por la obra de Georges Perec "El secuestro". Se 
responsabilizó de la edición de los artículos ensayísticos de Suso de 
Toro "Ten que doer. Literatura e identidade". Actualmente es profesora 
asociada del Departamento de Lengua Española en la Universidad de Vigo y
 profesora de Lengua y Literatura Galegas en un centro de enseñanza 
secundaria.
miércoles, 23 de noviembre de 2011
viernes, 18 de noviembre de 2011
Por qué George Eliot es una autora actual
¿Cabe suponer que un ensayo crítico sobre la sociedad europea  publicado en 1879 siga vigente hoy en día? ¿Hemos avanzado realmente en  nuestros problemas de integración social, cohesión económica y avance  científico? ¿Por qué la divisa moral sigue cotizando tan poco hoy en  día? Una respuesta irreverente, imaginativa y lúcida a estas preguntas  sólo puede venir de una mente preclara que sobrepasa las fronteras  intelectuales, los géneros literarios, y el devenir de los siglos. Y no  es de extrañar que emane de la perspicaz pluma de la escritora George  Eliot.
La editorial Pendragón traduce por primera vez en  España una selección de los ensayos inéditos de la escritora británica  George Eliot (1819-1880), pseudónimo de Mary Anne Evans. Recopilados por  ella misma bajo el título de Impresiones de un tal Teofrasto  (1879), constituyen la última obra publicada en vida de la autora. Con  su habitual inteligencia y amplitud de miras, haciendo gala de un  envidiable acervo cultural y de un estilo burlón, Impresiones de un tal Teofrasto ha sido durante muchos años un ensayo relegado del canon de Eliot al quedar ensombrecido por el éxito de sus grandes novelas, El molino del Floss (1860), Middlemarch (1871) y Daniel Deronda (1876).
Desde  hace algún tiempo la academia inglesa ha reivindicado la importancia  del ensayo de Eliot para adentrarse no sólo en las entrañas del  pensamiento intelectual de la autora, sino en su visión del mundo que  tanto se parece al nuestro: los límites de la revolución industrial y el  capitalismo, las fronteras de la hipocresía social, la integración  europea y la paz con sus vecinos, la mentalidad moderna y rural, o los  obstáculos insalvables de ser una mujer brillante en un universo  varonil.
George Eliot nos regala un ensayo polifacético y  provocador, de capítulos independientes que tienen como  protagonista a Teofrasto, un sosias del antiguo filósofo griego que al  igual que en sus Caracteres se ríe de los suyos con la  impunidad que le otorgan unos dos mil años de distancia que recorre a su  antojo. Este Teofrasto actual reflexiona sobre la perniciosa tendencia a  romantizar nuestro pasado, la cruel naturaleza del debate académico, el  modo en que reverenciamos las obras de arte, o los peligros del doble  rasero moral cuando nos referimos a la riqueza de espíritu y a la  pobreza material.
A través de este rompecabezas de ideas  entrelazadas entre sí y personajes que recorren varios siglos e  identidades contrapuestas, Eliot interroga los límites y el concepto de  la modernidad en una Europa amenazada por la miseria y por un sistema  capitalista que insiste en socavar los cimientos de nuestra autonomía  como seres humanos. La duda que atormenta a Eliot, y que subyace al  entramado de Impresiones de un tal Teofrasto, es si los filósofos  griegos se sentirían cómodos en cualquier polis europea civilizada.  ¿Estamos en los albores de una civilización sin filosofía, o es la  ausencia de pensamiento la nueva filosofía de la modernidad?
Os dejo con esta elocuente frase del libro:
“Nos  inclinamos con reverencia y gratitud ante nuestros muertos ilustres y sus obras, les conferimos el cuidado de las  generaciones futuras cuya suerte estamos preparando; pero negamos parte  del afecto y de la imparcialidad para quienes están realizado el  verdadero trabajo del mundo, y nos privamos de los intentos por  resguardarlos de cualquier indicio de mal genio, tanto en público como  en privado, como cabría esperar de quienes nos llaman antiguos.”
                                                                                                                      George Eliot
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The Mill on the Floss
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